Sinopsis: Una flor sobre mi tumba. Lo mejor de Félix Guerra atrapa entre sus páginas los poemas superiores de cada uno de sus libros publicados en vida, y de los que, inéditos, seguían navegando el laberinto en su cabeza. Era de los poetas capaces de dedicar toda la vida a un verso, hasta encontrar su perfección. Al lector le prometo memorables joyas; pensarán en mí cuando estén leyendo a Félix. Aunque produjo una vasta obra, no lo recuerdo como un hombre agitado o preocupado. Buscaba la felicidad en el acto de la creación, en el urdimiento del verso, y nunca vi que quisiera huir de allí. Al contrario, lo perturbaba tener que extirpar, aunque fuera por días, la rutina de escribir, leer, pensar, quedarse dormido pensando, volver a escribir. – Gabriela Guerra Rey
Hasta el último segundo de su vida Félix Guerra quiso cambiar el mundo. Entendía la poesía del mismo modo que Marx la filosofía. Hizo poemas no para entender el mundo sino para transformarlo. Rafael Grillo